Hubo un tiempo en el que no tenía que pensar en esto. Mi deseo simplemente estaba ahí, aparecía sin esfuerzo, como si fuera parte natural de mí. Pero un día, sin darme cuenta, algo cambió. Me encontré rechazando los acercamientos de mi pareja, sintiéndome desconectada de mi cuerpo y preguntándome si tenía bajo deseo sexual. No es que no quisiera sentir, es que simplemente… no sentía nada.
Si alguna vez te has preguntado «¿qué me pasa?» y temes estar experimentando bajo deseo sexual, no estás sola/o. El deseo no desaparece sin razón, solo que a veces necesita que le prestemos atención. Aquí tienes 7 señales que pueden ayudarte a entender qué está pasando y, sobre todo, cómo empezar a cambiarlo.
Tu pareja se acerca, te besa, te acaricia… y en tu cabeza solo piensas: «Ahora no. Estoy cansada/o. No tengo ganas.» O peor aún, «Si digo que no, se va a molestar.»
A veces terminas cediendo porque es más fácil que dar explicaciones. Otras veces simplemente evitas cualquier situación que pueda llevar a la intimidad.
🔹 ¿Por qué pasa? Porque cuando el deseo se apaga, el sexo deja de sentirse como un espacio de disfrute y empieza a ser una tarea más en la lista de pendientes.
💡 Por dónde empezar: Cambia el enfoque. En lugar de pensar en sexo como algo que «tienes que hacer», pregúntate «¿qué me haría sentir bien?». A veces, el deseo no aparece solo, pero sí puede despertarse con pequeños estímulos.
Antes, bastaba una mirada, un roce o un pensamiento para que tu cuerpo reaccionara. Ahora, parece que nada lo despierta.
🔹 ¿Por qué pasa? El deseo necesita ser alimentado. El estrés, la rutina, los cambios hormonales o incluso la falta de estímulos pueden hacer que tu libido entre en pausa.
💡 Por dónde empezar: Introduce pequeños juegos en tu día a día. Escucha un podcast erótico, fantasea sin juzgarte, explora nuevas formas de conectar contigo misma/o.
Antes te encantaba abrazar, besar, acurrucarte… pero ahora cualquier acercamiento te incomoda. Es como si tuvieras una barrera invisible entre tú y tu pareja.
🔹 ¿Por qué pasa? Cuando el deseo se apaga, muchas veces arrastra consigo el resto de la conexión física. El problema es que, al evitar el contacto, el distanciamiento se hace aún mayor.
💡 Por dónde empezar: Recupera el contacto sin presión. Empieza con pequeños gestos: un abrazo largo, tomarse de las manos, un masaje sin expectativas. A veces, la chispa se enciende con una simple caricia.
Tu cuerpo no responde igual. Antes disfrutabas cada sensación, ahora parece que nada es suficiente para encenderte.
🔹 ¿Por qué pasa? Cuando nos desconectamos de nuestro deseo, el placer también se resiente. La mente se dispersa, el cuerpo no responde y el orgasmo parece una meta inalcanzable.
💡 Por dónde empezar: Redescubre qué te gusta sin presiones. La autoexploración, los juegos previos y los pequeños cambios pueden ayudarte a reconectar con el placer.
Cuando llega el momento, en lugar de disfrutar, tu cabeza está en otra parte: la lista del súper, el correo del trabajo, las cosas que tienes que hacer mañana.
🔹 ¿Por qué pasa? Porque el deseo no puede florecer en una mente sobrecargada. Si tu cerebro está en «modo productividad» todo el tiempo, difícilmente podrá hacer espacio para el placer.
💡 Por dónde empezar: Practica el aquí y el ahora. Antes de un momento íntimo, tómate unos minutos para respirar, estirarte, desconectar del mundo exterior.
El deseo necesita novedad, juego, anticipación. Pero cuando el sexo sigue siempre el mismo guion, se vuelve predecible, y lo predecible rara vez es excitante.
🔹 ¿Por qué pasa? Porque cuando el sexo se convierte en algo mecánico, la mente deja de asociarlo con placer y lo empieza a ver como una rutina más.
💡 Por dónde empezar: No necesitas grandes cambios para reavivar el deseo. A veces, basta con un pequeño gesto: un mensaje inesperado, un cambio de escenario, una propuesta diferente.
Tal vez antes te mirabas al espejo y te gustaba lo que veías. Ahora, evitas verte desnuda/o, te sientes apagada/o y poco deseable.
🔹 ¿Por qué pasa? Porque la imagen que tenemos de nosotros mismos influye más en el deseo de lo que creemos. Si no te ves con deseo, difícilmente lo sentirás.
💡 Por dónde empezar: Recupera la relación con tu cuerpo. No se trata de cambiar cómo te ves, sino cómo te percibes. A veces, un simple cambio en la forma en que te cuidas puede hacer una gran diferencia.
Si te sentiste identificada/o con varias de estas señales, quiero que recuerdes algo: tu deseo no está roto. No ha desaparecido. Solo necesita que le des espacio para volver a florecer.
El deseo no es algo que simplemente «aparece». Se cultiva, se nutre, se despierta. Y si no sabes por dónde empezar, no te preocupes.
💡 En Cita con el Deseo, te acompaño paso a paso para recuperar tu conexión contigo, con tu placer y con tu pareja. Sin presiones, sin exigencias, solo herramientas prácticas para reencontrarte con tu sexualidad.
📌 Si sientes que es momento de hacer algo por tu deseo, te espero dentro.