«Parejas que ya no tienen sexo» —una frase que puede sonar como una sentencia, pero que en realidad esconde muchas historias, matices, heridas… y a veces, oportunidades.
Cuando una pareja deja de tener relaciones sexuales, lo primero que aparece es el miedo: ¿ya no me desea?, ¿esto se ha acabado?, ¿hay otra persona?, ¿es culpa mía? Lo cierto es que la falta de intimidad sexual puede vivirse como una alarma… o como una invitación a mirar más profundo.
He acompañado a muchas parejas que llegan a consulta con esa pregunta cargada de angustia: «Ya no tenemos sexo… ¿es el fin?» Y mi respuesta, aunque a veces desconcierta, suele ser: «No necesariamente. Pero sí es una señal.»
El sexo en la pareja es importante, pero no se trata solo de una frecuencia o de una técnica, sino de lo que simboliza: el deseo, el vínculo, la intimidad emocional, la complicidad, el juego. Cuando desaparece, algo se ha roto, se ha adormecido o necesita ser mirado. Y es ahí donde puede empezar algo nuevo.
A veces, la falta de relaciones sexuales se debe al cansancio, a la rutina, a los cambios del cuerpo o al estrés. En otras ocasiones, detrás hay heridas más profundas: decepciones, enfados no hablados, silencios enquistados, falta de comunicación. En muchos casos, “parejas que ya no tienen sexo” son en realidad parejas que llevan tiempo sin hablar desde el corazón.
Pero aquí viene la parte esperanzadora: que no haya sexo no significa que no haya amor. He visto parejas reencontrarse con un deseo más consciente, más libre, más auténtico, después de haber pasado por un periodo de sequía sexual. ¿Cómo? A través de conversaciones honestas, miradas nuevas, decisiones compartidas… y muchas veces, con acompañamiento terapéutico.
Porque a veces, no basta con “ponerle ganas”. Hace falta tiempo, seguridad y una guía que ayude a desandar lo que se ha desconectado. Volver a tocarse, a hablar de lo que no se dice, a explorarse desde otro lugar.
Por eso, si te reconoces en esta situación, no te lo calles. No lo normalices como algo inevitable ni lo vivas como un fracaso. Hay caminos posibles, incluso si no se parecen al modelo de pareja que te enseñaron. El deseo no siempre muere… a veces se esconde, se transforma o necesita ser reavivado desde otro lugar.
“Parejas que ya no tienen sexo” pueden estar ante el final de una etapa, sí. Pero también frente al nacimiento de un vínculo más maduro, más honesto, más vivo.
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